Carlos es un niño muy especial. Le gustan las antigüedades. Esos "cacharros" viejos que muchos tiran a los contenedores, a él le chiflan. Se inventa la historia de cada uno de ellos.
Quizá por eso, cuando en casa de su abuela se topó con el traje de comunión de su padre, no se lo pensó dos veces y decidió en ese mismo instante que cuando él tomara la Primera Comunión sería con aquel traje de marinero.
Me llamó tanto la atención su historia que le dije, te voy a prestar algo que te va a encantar para cuando hagamos la sesión de fotos. Un libro muy antiguo y una brújula que ha surcado los mares en manos de los marineros más intrépidos.
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