Diez mamás, diez amores. De 10

" Recuerdo un lugar cálido, redondo, en donde todas mis necesidades se hallaban a cubierto. Ni frío ni calor. Oscuro para mi gusto, pero eso es inevitable. Ningún ruido salvo el acompasado latir del corazón de mi madre. Sigo creyendo que es el más hermoso de todos los sonidos y aún lo persigo cuando mi madre me acuna, me toma en sus brazos y mi cabeza descansa en el lado izquierdo de su pecho. Un ruido aterciopelado, sin estridencias, que proporciona seguridad y paz."

He querido comenzar esta entrada con este hermoso fragmento de uno de mis libros de infancia, Veva, de Carmen Kurtz. Creo que expresa perfectamente lo que vamos a ver en las siguientes fotografías. La unión de madre-hijo. Ese hilo de amor que no se romperá nunca.

Realizamos la sesión comenzando el otoño, cuando el sol aún nos proporcionaba cierta calidez y las hojas de los árboles comenzaban a caer. No quiero extenderme mucho más pues creo que una imagen vale más que mil palabras.

Gracias chicas por esa tarde tan especial. Por permitirme retratar ese hilo del que os hablaba antes. Gracias de corazón. Espero que os gusten las fotos tanto como a mí.

Un beso enorme !!!