Que canten los niños, que alcen su voz
que hagan al mundo escuchar...
Así, con esta gran canción de fondo, no pudieron escoger una mejor, se elevaban uno a uno los farolillos de luz.
Familias encendiendo el pequeño fuego que se necesitaba para calentar el aire que haría que estos pequeños globos de papel ascendieran y llegaran simbólicamente al resto del mundo.
Un acto hermoso y emotivo, sin lugar a dudas. Por los derechos de los niños. Mi enhorabuena a la ONG SED por esta iniciativa, que recaudaba fondos para becas en escuelas de Zambia.