Hace un par de años comenzábamos el proyecto In Memoriam.
Se trata de un proyecto duro porque nos enfrentamos cara a cara con sentimientos y vivencias que no a todo el mundo le gusta experimentar. Pero ha habido personas muy valientes que me han abierto su corazón y que han permitido que todos vosotros veáis su alma.
Comenzamos con Charo Acera Rojo, una artista plástica realmente increible y escritora. El texto que escribió es el que os muestro a continuación y la fotografía aúna los objetos que permanecen con ella, importantes en la vida de la persona que ella eligió para sentir, y sus manos, de escultora, de pintora, de artista.
HERENCIA
Me miro al espejo y te veo en mí.
Me has dejado en herencia una tristeza constante, una
agonía cíclica, una amarga zozobra.
Me has dejado en herencia un millón de ausencias, un
vacío incurable, un no sé qué irracional.
Me has legado un silencio infinito, inseguro y
cobarde.
El ansia de vivir huyendo aunque me ate.
Me ha quedado de ti esta responsabilidad extrema, el hacer
meticuloso, la creatividad por supervivencia.
Me he sentido tan triste por no encontrarte nunca, por no compartir nada de nuestra vida.
Por no tener referentes y dejar vacío lo que todos tienen.
Y miro mis manos y, en sus líneas te leo y en tu espejo, me reflejo, en tus andares me tropiezo.
Y sin embargo, en mis silencios te reencarnas, en mi lucha se
entremezclan, tus vacías palabras y mis por qué.
Y me has dejado en herencia un yo desconocido, descolocado
y eternamente ausente.
Y me has dejado notando un vacío, el de siempre.
Pero, ahora de repente te has pegado a mi piel y parece que me empujas, parece que me afliges.
Es, como si sintiese lo que tú viviste, es, como si
parte de tu alma se hubiese pegado a la
mía
y me cuestiona y me analiza y me ocupa y me
acompaña.
Cuantas lágrimas sin consuelo, cuantas
contradictorias ausencias, cuantas palabras abortadas.
Cuantos recuerdos vacíos, amargos, cuanta vida
desaprovechada.
¿Fue el miedo, la época, el amor, la frustración,
la mentira, el desamor, la desazón, la resignación, la más pura tristeza, la
envidia, la locura?.
Sí, fue la locura de amor, de unos sueños robados y
la impotencia de no poder alcanzarlos.
Fue el dolor de una vida arrancada de cuajo a cada zancada.
Quién es capaz de aguantar el cada día de un sueño roto, pisado,
destruido, anulado.
Consecuencia: la impotencia en la sangre, el odio
en la mirada y la sinrazón en el alma.
¿Esa es mi herencia, esa es mi paga por haber
nacido, porque no me quisieras, por haber vivido apartada. Ese, el castigo
presente, tu ansia, por no vivir lo
soñado?
Tan solo me quedan en las manos unas agujas y tres
dedales, que robé de tu caja de costura, cuando ya te habías
ido, era lo poco que quedaba, después de una nefasta despedida,
un trapillo de ganchillo, unos pocos olores y un
recuerdo de tu vida grabado en el alma,
como herida, como llaga, de esa muerte lenta y tortuosa, de esa
demencia tolerada, traidora,
de esos recuerdos frustrados.
¿Esa es mi herencia?
No, no quiero vivir tu vida, esa es mi herencia.
Por eso, siempre estoy lejos, huyendo y en la huida
solo encuentro las mismas ganas de vivir que tú tenías y mi libertad y mi
compromiso y mis cadenas consentidas, qué me cuestionan, sí.
La vida se repite, a empujones del destino y el
ansia por huir y vivir, azuzan mi alma para no quedarme quieta.
Pero aquí estoy a la espera de un día mágico, de un
sueño que dé alas a quien soy.
Aquí quieta, viendo pasar la vida, esta herencia me
apresura, me precipita a pensar en mis errores.
Eres yo y yo soy tú, pero en otra vida.
Charo Acera.